jueves, 18 de febrero de 2010

Al Mal Juego, Buena Cara

Ya son cuatro las fechas dejadas atrás y el torneo argentino vuelve a presentar a los mismos candidatos que en la edición anterior. La irregularidad predomina y equipos que golean una fecha pueden tranquilamente ser goleados en la siguiente.

Sin embargo, algo que predomina semana a semana en nuestro fútbol es el mal juego. Son muy pocos lo equipos que logran dar dos pases seguidos y muchos menos los que se dan el lujo de generar una buena cantidad de situaciones de gol. Entre estos encontramos a Estudiantes, Colón, Velez y por momentos Boca, Independiente y Banfield.

Debemos aceptar que él fútbol argentino ha tenido un drástica caída tanto en el nivel de sus jugadores, como en el nivel de sus equipos. Ya no quedan equipos de estampa europea que toquen de primera y donde todos sus jugadores tienen buen trato de pelota. Es más, Cappa intentó pregonarlo en aquel Huracán sub-campeon y fue tratado con desprecio por más de un periodista.

Hoy en día, la caprichosa pasa más tiempo en el aire que bajo la suela de algún botin y los partidos no gravitan. Son muy pocos los laterales que buscan salir jugando y los centrales de buen pie son una especie en extinción. El mal estado de los campos de juego y la poca técnica de la mayoría de los volantes da lugar a un pobre volumen de juego y a delanteras poco abastecidas que carecen de chances para convertir.

En fin, los partidos son chatos, cortados, con pocas chances, ergo con pocos goles y por lo tanto malos. Las causas son varías y todas interrelacionadas por, en mi opinión, las dos más importantes son las siguientes.

Por un lado hay una carencia de jugadores de buen pie como nunca antes en nuestro fútbol. La irregularidad y el éxodo constante de futbolistas hacen que los diferentes partan rápido rumbo Europa antes de siquiera desarrollar todo su potencial.

Por otro lado, encontramos una presión popular y un resultadismo desacerbado donde la consigna suprema es no perder. Perder pasó a representar la peor de las pesadillas de cualquier club, hecho que genera la poca predisposición a jugar por lo bajo y tomar riesgos en ataque.

Finalmente y como consecuencia de está última, la altísima rotación de entrenadores juega en contra de la implementación de una idea de juego. Los tiempos que tienen los entrenadores para predicar un sistema son ínfimos y los procesos largos son las excepciones. Acaso no está a la vista en casos como el de Ferguson en Manchester Utd. y sin ir tan lejos, Cagna en Tigre que los buenos resultados son fruto del trabajo?

Pero al final del día este es el fútbol que tenemos y que más podemos hacer, al mal juego, buena cara.

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