miércoles, 27 de enero de 2010

Racing está preparado para dar el salto.

La idea de esta columna es destacar a quien por lo menos para mí es el club que mejor se reforzó previo al comienzo del Clausura, sobretodo teniendo en cuenta la dificultad que tienen los "grandes" según lo vimos en la columna del Mones. Más allá de los resultados del verano (en mi primer columna explique como tomo esos torneos), lo que le da esa ilusión al hincha de Racing es que se ve un técnico que parece cubrir todo (incluso llamó a Hauche muchas veces, para conseguir que juegue en el club) y que no descansa nunca, siempre esta obsesionado por mejorar a su equipo. Tal vez sea el momento de aclarar que no comparto el estilo de juego que Vivas les da a sus equipos, pero respeto su forma de ver el fútbol (hay muchas formas de conseguir buenos resultados) y admiro el esfuerzo que pone.

La idea de Vivas va a ser, seguramente, jugar con un 3-4-3. Para eso compró a Bieler y a Hauche, porque desde su óptica (la cual comparto en este caso) le faltaban delanteros. Sólo tenía a Lüguercio y el quería 3 delanteros dignos de ser titulares (porque así le gusta formar). También con fines tácticos, trajo a Licht, para que le diera un ida y vuelta que, según entendió el técnico, Lucero no le pudo dar.

Vivas intentará que su equipo se destaque, sobretodo, en lo físico, y también intentará que haya muchos movimientos aceitados y conocidos por todos para que ningún jugador sea irremplazable. La idea será presionar al rival lo más arriba posible, lo que mucho se dice pero poco se hace de "los delanteros son los primeros defensores" la Academia lo intentará. Cuando uno roba la pelota lo más arriba posible, más cerca está del arco rival (y de hacer un gol) y más lejos del suyo (y de recibir un gol). Si roba Hauche y sale de contra, tendrá pocos metros para recorrer hasta ocasionar una jugada de peligro. Ahí es donde volvemos a entender que haya comprado un delantero rápido.

Por lo explique en el párrafo de arriba, suena muy fácil obtener resultados utilizando ese esquema más la presión, pero varias cosas deben ser tenidas en cuenta. Si vos forzás a tu equipo a que presionen en casi toda la cancha, lo desgastás mucho, en particular a los delanteros, quienes deberían estar frescos para desequilibrar a los defensores. Este punto es debatible porque si bien tu equipo se cansa, también agotás al rival, por eso mencioné que Vivas intentará tener un equipo fuerte en lo físico. Otro problema puede ser la automatización de los movimientos. Si bien tener un libreto y que todos lo sigan puede dar un funcionamiento perfecto, el equipo corre el riesgo de volverse predecible, lo cual lo volvería vulnerable. Además, aunque es difícil porque se presiona muy arriba, cuando el rival llega a la línea defensiva, es muy probable que genere una ocasión de mucho peligro. Si falla alguien en las primeras líneas de presión, esto se puede dar muy seguido y, nuevamente, el equipo pasa a ser vulnerable.

Por lo dicho y a pesar de las posibles complicaciones, me parece que Racing puede dar el gran salto para estar en los puestos de arriba y no mirar tanto la promoción. La seriedad del trabajo de Vivas, un esquema que puede funcionar porque incorporó piezas vitales y el empuje de una hinchada sufrida, le dan argumentos para pensar que puede mirar para arriba.
Por lo menos, así lo ve Chukilaje (Martín Mosteirín para los que no me conocen).

Grandes Crisis

Entre Enero de1994 y Julio del 2004, todos los torneos cortos quedaron en manos de los equipos grandes del fútbol argentino. Vale aclarar que dentro de está nomina incluimos al todopoderoso Vélez de Carlos Bianchi que se llevó tres de los veintiún títulos disputados. La lista la encabeza River Plate con nueve títulos, seguido por Boca Jrs. con cuatro, San Lorenzo e Independiente con dos y Racing con aquella agónica consagración en 2001. A la vez, entre 1994 y 2005 estos mismos clubes acumularon cinco Copas Libertadores, cuatro Supercopas, tres Sudamercianas y una Copa Mercosur. A partir de allí, sólo Boca a vuelto a triunfar a nivel internacional y a nivel doméstico, ninguno ha vuelto a demostrar semejante hegemonía salvo por el Boca de Basile (05-06).

Estos clubes que a lo largo de la historia del fútbol argentino lograron la denominación de grandes, están hace tiempo sumidos en una crisis tanto deportiva como institucional de la no logran salir. Es cierto que algunos resultados esporádicos les dan el aire necesario para no caer en desgracia, como el titulo obtenido por River en el Clausura ’08 o la obtención del campeonato siguiente por parte del club de la ribera.

Sin embargo, más allá de estos pasajes de frágil tranquilidad vemos como clubes que hace no tantos años disputaban hasta el final cada una de las competiciones en las que participaban viven sumergidos en un constante clima de tensión e inestabilidad. Es cierto también que muchos clubes de los denominados chicos, como Lanús o Colón, han hecho las cosas muy bien y gracias a la existencia de “políticas de estado”, como el desarrollo de las divisiones inferiores, han obtenido resultados impensados hace dos décadas. Pero también es cierto que son estos clubes los menos y lo que hoy nos planteamos aquí en “Por lo menos, así lo veo yo” es el por qué de la actualidad que vive el fútbol argentino y por sobre todo, la de sus grandes protagonistas.

Comencemos por la dirigencia de estos clubes ya que son estos personajes los únicos que poseen el tiempo para establecer políticas de largo alcance. No voy a caer en el gravísimo error de generalización de decir que nuestro fútbol es un reflejo de nuestra sociedad y que sus dirigentes lo son de nuestros políticos. Hacer eso desacreditaría mi análisis por completo. Pero sería naivee hacer lo contrario, por lo que intentaré no llevar mi argumentación a los extremos y la desmesura.

En primer lugar, los grandes clubes han padecido a lo largo de los últimos 5 años administraciones en su mayoría poco exitosas y mandatos no del todo transparentes. Recordemos que Racing quebró y fue gerenciada por la sociedad anónima Blanquiceleste, que si bien lo sacó de convocatoria no logró resultados ni buen juego en el plano futbolístico. Otro que fue víctima de una mala administración fue River, quién padeció dos mandatos de José María Aguilar quien pese a estar bajo la lupa por una aparente participación en la interna de “Los Borrachos del Tablón” jamás pensó en dar un paso al costado. Caso aparte es el de Boca Jrs. Mauricio Macri asumió a fines de los ‘90 como presidente de una institución desmoronada tanto en lo futbolístico como en lo económico y transformó a Boca en el mejor equipo de la década y en la empresa más rentable del fútbol. Sin embargo, desde su desvinculación han pasado dos titulares en dos años y han logrado generar un pasivo superior a los 150 millones de pesos.

A estas administraciones cuasi fraudulentas se le suma la falta de políticas claras de contratación y de ideales futbolísticos. En muchos casos, se contrataron jugadores que tiempo atrás no hubiesen pasado siquiera por las mentes de los dirigentes de los cinco “grandes”. En otros, las contrataciones no tuvieron un rendimiento acorde a las expectativas debido, en varias ocasiones, al constante clima de tensión e impaciencia que se vive cada domingo. Es cierto que la presión por obtener resultados obliga a tomar decisiones apresuradas pero en los últimos años desfilaron por el club riverplatense decenas de jugadores que tuvieron un paso fugaz por la institución, en su mayoría con más pena que gloria. Cosas similares ocurrieron en Independiente, quien año a año renovaba sus esperanzas con varias incorporaciones estrella como Leandro Gioda, Franco Cangele, el Rengo Díaz y Mariano Herron, solo para encontrar bajos rendimientos y nulas posibilidades de pelear por la corona. Para colmo muchos de estos clubes que solían sustentarse con sus divisiones inferiores comenzaron a desarmar sus estructuras de fuerzas básicas para financiar sus grandísimos déficits operativos, cosa que no hacía más que agrandarlos.

En segundo lugar, tenemos a los técnicos sobre quienes, en mi opinión, recae la menor parte de la culpa. Si bien muchas veces los entrenadores de los clubes grandes no logran liderar estos planteles cargados de jugadores consagrados, muchas otras caen como víctimas de esta misma crisis que aquí describo. Se les ofrecen contratos de corta duración negándoles la posibilidad de ejecutar un plan de trabajo progresivo ni tiempo para comunicar una idea de juego a los futbolistas. Para colmo, saben que ante la primera adversidad su cabeza será la primera en rodar. Es cierto que son los más fáciles de remover.

Más allá del instaurado “que se vayan todos”, nadie realmente baraja la posibilidad de despedir a gran parte del plantel o de remover a la CD, legitimada democráticamente. Pero esto también les quita responsabilidad en esta triste actualidad que viven los clubes con más seguidores del fútbol argentino. Socavando información para este artículo encontré una cifra que si bien no es reciente, asusta y habla a las claras de nuestro fútbol. En los últimos cuarenta años, desfilaron por Racing 59 entrenadores, varios de estos en más de una oportunidad.

Por último ha llegado el turno de los jugadores. Son estos los que salen a la cancha cada domingo y sufren en carne propia cada abucheo e insulto por parte de la platea y la popular. En mi opinión son más víctimas que victimarios de estos momentos críticos por los que atraviesan los clubes grandes de nuestro país. Cualquiera que haya jugado a este deporte de forma relativamente seria sabe que uno siempre deja todo lo que tiene, nunca quiere jugar mal y muchísimo menos perder. Este tipo de acusaciones son las que deben tolerar cada fin de semana que a los jugadores de Racing, River, Independiente, Boca y San Lorenzo les toca perder. Cabe aclarar que la presión y la tensión que este tipo de situaciones generan ayudan a empeorar el desempeño de muchos de los jugadores de estos clubes cayendo en un circulo vicioso que en la práctica no parece tener salida.

Sin embargo, como siempre existen caso especiales. Las constantes internas que se han desatado en los vestuarios de los 5 “grandes” plasman una falta de profesionalismo por parte de algunos futbolistas que es verdaderamente desalentadora. Yo les pregunto a ustedes, ¿con cuantas personas que no les caen bien trabajan, estudian o conviven? Al igual que cualquier otro profesional, el futbolista pasa gran parte de su día rodeado de personas con las que puede o no tener afinidad, pero más allá de esto, siempre debe tener respeto. Casos como el de Ameli y Tuzzio en River, la inclusión de los hijos de Ramón Díaz en el plantel profesional del San Lorenzo entrenado por el mismo Ramón y el constante conventillo en torno a la relación Riquelme-Palermo, no hacen más que demostrar la falta de profesionalismo que caracteriza al fútbol argentino y por sobre todo a los grandes equipos plagados de estrellas. No debemos olvidar que el ámbito del fútbol no deja de ser un ambiente profesional y como en todo entorno de trabajo, debe prevalecer el respeto por el otro, algo que parece haberse perdido o por lo menos desgastado en nuestro fútbol.

A modo de cierre, el camino parece negro para los “grandes” argentinos y las épocas de gloria parecen estar muy lejos. En mi opinión, esta historia no puede revertirse sin un liderazgo transparente, unidireccional y de largo plazo por parte de los dirigentes de estas instituciones quienes deben empezar por calmar las aguas y darle el aire necesario a los técnicos tanto de los primeros equipos como de las inferiores para llevar a estos clubes de nuevo a la grandeza.
Por lo menos asi lo ve el Mones.

jueves, 21 de enero de 2010

Boca sigue mostrando las mismas falencias.

Personalmente no veo los torneos de verano como la muestra de
lo que va a ocurrir en el año, pero considero que sirven para ver que cosas se pueden mejorar. Siempre es importante ganar, ya sea en verano o durante la competencia oficial pero no se debe olvidar que el objetivo es empezar bien el campeonato. Saber mantener la mente fría para comprender que perder un partido de verano lejos está de ser el peor de los problemas, es esencial para que Boca se recupere. Por eso considero una locura que se hable de la continuidad del Coco, sin ninguna duda para mí debe continuar. Mientras escribo esto se habla de que el Coco se va. Repito, es una locura.
Menciono la mente fría porque se debe separar la pasión para tomar buenas decisiones. Como notarán me estoy poniendo, sobretodo, en el lugar de la dirigencia y del director técnico pero también del hincha que, si bien no toma decisiones, es quien más preocupado está. Olvidar que Abbondanzieri dio muchas alegrías al hincha de boca es un error grave pero en este momento también se debe entender que los clubes están por delante de los ídolos. Hoy Boca necesita conformar un equipo sólido y no sólo nombres en la cancha.
La principal preocupación de Boca desde principios de 2009 es la parte defensiva. No sólo el Pato es responsable, también lo es una defensa que nunca se pudo consolidar. El partido de ayer me provocó pensar que Boca tiene que cambiar toda la defensa y el arquero si quiere tener serias chances de pelear por el campeonato. Obviamente es imposible en el verano comprar más de 4 jugadores (quedan 3 cupos porque se incoporó Giménez) y además es una locura pretender que 5 jugadores nuevos se acoplen a un equipo que en 9 días debuta en el campeonato. Boca necesita refuerzos, pero estratégicos: un 5 (sólo Rosada está en el plantel), un central que ordene la defensa (que picardía Boca hace un año tenías centrales de sobra y ahora hay que salir a buscar) y un arquero. El lateral izquierdo es otro problema porque a Monzón, Krupoviesa y Morel que son quienes pueden jugar ahí, se los ve constantemente distraídos. Respecto de este último problema, aconsejo jugársela con uno de los tres, darle la confianza pero también lograr motivarlo para evitar los errores básicos que se están cometiendo.
No hay que ser tremendistas pero es importante de a poco ir renovando el plantel y fortaleciéndo los lugares que peor andan. Boca tiene muy buenos jugadores adelante; cuando Riquelme esté al 100% el equipo va a ser letal, Gaitán es incisivo (aunque debe ser más inteligente, tocar más con el 10 y no reaccionar ante agresiones) y Palermo es Palermo (perdón que sea tautológico pero me he cansado de intentar definir al 9 y la mejor forma que encuentro es hacerlo de ese modo, porque es único).
Boca tiene que comenzar pensando en clasificar a la Libertadores 2011 (recordemos que lo que sume en 2010 será lo que le permita acceder a la copa). Con esto en mente, y si las cosas van saliendo bien, podrá empezar a ilusionarse con luchar por el campeonato.

Por lo menos, así lo ve chukilaje.

El día en que el hincha de River volvio a disfrutar.


River pareció recuperar la memoria ayer por la noche en el estadio Jose María Minella de la ciudad de Mar del Plata. Por momentos y sobre todo en el segundo tiempo, la banda pareció recordar como se jugaba a la pelota y logró, después de mucho tiempo, hacer dos pases seguidos, tocar de primera y por sobre todo, ganar y gustar.
Si bien enfrente se encontró con un Boca muy tibio y aún duro de la pretemporada, el equipo dirigido por Leonardo Astrada pudo reflejar de forma consistente aquello que había mostrado de a ratos en los últimos partidos del 2009. Apoyado en una defensa que anduvo muy bien comparado con la versión 2009 y una mitad de cancha que mordió hasta desgastar para luego jugar con espacios, River edifico una solida victoria. Victoria que no hubiese sido posible sin las grandes actuaciones de sus aún más grandes promesas; Villalva y Funes Mori.
La gente de River se ilusiona y tiene con que. Una defensa al parecer más concentrada, una mitad de la cancha apoyada sobre la gigantesca espalda de Matías Almeyda y jóvenes delanteros que no dudan en encarar a cada rival que se le ponga en frente.
Sin embargo, no hay dejar de tomar este superclásico como lo que es; un mero partido de verano. Ojo, no me mal interpreten. No busco poner en tela de juicio el gran triunfo que ayer vivió el pueblo riverplatense. Tampoco dudo que el enfrentamiento de ayer sea una señal de que Leo Astrada y cia. están haciendo bien las cosas, pero aún queda un largo camino, o mejor dicho, mucha memoria por recuperar.
Por lo menos, así lo ve el Mones.