Chaca y su forma de luchar contra el descenso.

La sensación colectiva de los amantes de la redonda es que Atlético Tucumán ya tiene su destino sellado y que su futuro está en la B. Pero a Chaca todavía nadie lo da por descendido. La razón, más allá de una ventaja sobre el Decano de dos puntos en la temporada, está en el juego del Funebrero.

Gamboa eligió que su Chaca apueste al golpe por golpe. Recibió un equipo abofeteado por la Primera División y le dio la ilusión de mantenerse. La forma que seleccionó de luchar es una de las tantas por las que puede optar un DT de un equipo recién ascendido.

La mayoría elige hacerse fuerte de local (en general son equipos del interior) y "ver que pasa de visitante" (en este tipo de partidos se meten atrás y apuestan a la contra). La elección tiene que ver con el cansancio del rival por el viaje y el clima que puede presionar al visitante. Pero cada vez que ese tipo de equipos pierde de local, es un golpe duro en los números y en lo anímico porque probablemente signifique 3 partidos seguidos sin ganar (visitante, local, visitante). Es cierto que ganar de visitante le daría el golpe inverso pero estos equipos son más influidos por lo negativo que por lo bueno.

Chaca no tiene cancha actualmente (juega en el Maradona de local) por lo que difícil es que se haga fuerte como dueño de casa. Por eso el Negro eligió jugar igual en todos lados, yendo hacia adelante por más que eso le pueda generar problemas en el fondo (como en el partido con Colón). Tomar esta decisión hace que tu equipo se vuelva impredecible, puede perder y ganar con cualquiera, donde sea. Con el Funebrero no existe el "juega de local con Huracán, seguro que gana" o "visita a Colón, seguro que pierde".

De esta manera, el equipo sigue ilusionado pero vulnerable a cualquier resultado. Si gana este fin de semana será candidato a quedarse y si pierde será candidato a irse a la B. Por lo menos hasta la próxima fecha, cuando el nuevo resultado afecte nuevamente nuestra percepción.

Por lo menos así lo ve Chukilaje.